De afrontar dificultades en su niñez a representar al país en la mayor competencia estudiantil del continente, Jesús Pont es un ejemplo de superación, ganas y amor al baloncesto.
El colegio Sagrada Familia de San Lorenzo se impuso en la final de los Juegos Escolares Estudiantiles Nacionales y se consagró monarca en el baloncesto nacional estudiantil. El equipo contó con el jugador Jesús Pont, pieza clave en la obtención del título, quien tiene una dificultad congénita y demostró que las barreras están para ser superadas.
En los primeros años de su vida, detectaron en él una deformación y falta de crecimiento en el peroné, afección que lo llevó a someterse a múltiples intervenciones para ayudarlo en su crecimiento. Lejos de renunciar a sus sueños de jugar al baloncesto, fue esa pasión lo que lo llevó a practicar el deporte de sus amores, formando parte de las selecciones juveniles del Club San Lorenzo y representando en diferentes competiciones a nivel nacional e internacional.
Con un calzado ortopédico y los sueños intactos, Jesús se impulsó en lo más alto del baloncesto estudiantil nacional y mencionó que sus dificultades nunca fueron una excusa para jugar al deporte que lo apasiona. «Para mí no es un impedimento, soy igual a los demás, nunca fue un problema correr, saltar y realizar todo lo que los demás chicos hacen. Es muy importante para mí que mis compañeros me traten como uno más», señaló.
En todo proceso o dificultad que uno debe afrontar, el apoyo y la contención de la familia son el pilar fundamental para superarse. De esto son un claro ejemplo Patricia Vaesken y Héctor Pont, padres de Jesús, quienes siempre apoyaron a su hijo en los momentos más difíciles y lo impulsaron a desarrollarse en el baloncesto.
«Jesús es la luz de mi vida, él me inspira día a día, me demuestra que no existen barreras y es un claro ejemplo de superación. Desde los ocho años juega al baloncesto y sigue teniendo ese entusiasmo como el primer día. Hoy es campeón nacional y representará a nuestro país, nos llena de orgullo», destacó Patricia.
El padre de Jesús, Héctor Pont, comentó que el baloncesto es todo para su hijo y fue una herramienta fundamental para su superación. «Él es todo para nosotros. Él solo quiere jugar y siempre lo apoyamos. Intentamos darle lo mejor, incluso lo que no tenemos, para que logre sus sueños y nos demuestre que para el deporte no hay barreras», sentenció.
Ahora, Jesús Pont ya se encuentra enfocado y guardando en las maletas sus sueños, su trabajo y sus ganas de demostrar ser un ejemplo de superación para muchos chicos que padecen dificultades similares y con el orgullo de representar al país en Santiago de Chile en el próximo mes de diciembre, en los Juegos Sudamericanos Escolares.